martes, 20 de mayo de 2008

Maratón: Ko Tao - Ranong

15 de Abril de 2008, fecha obligatoria de salida de Tailandia, y nosotros despertando en nuestras hamacas colgadas en el muelle de KoTao. Tan sólo las 8:00am y el movimiento del puerto era imparable, los clientes se agolpaban sin tickets en los pantalanes buscando el barco que les llevara a tierra firme, era el día de resaca en la isla y la mayoría de los visitantes locales amplían el final de las vacaciones.

Despertamos con el ruido de los taxistas y marineros que se hacían hueco entre nuestras intrusas hamacas, para descansar del sol mañanero. Con las legañas pegadas a los lacrimales y el cerebro iniciando actividad, nos dirigimos a las taquillas de las diferentes compañías que viajaban a Chumpon, y nos quedamos sin palabras al recibir la respuesta de "AGOTADO".

Nos esperaba una multa por retraso en la salida del país, en su correspondiente oficina de inmigración, 500 Bats por día. Ese fue nuestro pensamiento, la isla nos había abducido y las posibilidades de llegar a tiempo a la frontera con Birmania, en la ciudad de Ranong, se nos estaban empezando a agotar.

Comentamos nuestros problemas entre los taxistas, al menos para desahogarnos, contamos que habíamos perdido el barco la noche anterior, también contamos que nos tuvimos que quedar en el muelle esperando al barco de la mañana, que incluso durmiendo en el puerto no había tikets para nosotros, les conté hasta que todavía me dolía el tobillo de mi accidente en el barco de la isla perdida de Camboya.

Contamos tanto que Dios vino a vernos: con un par de llamadas nos consiguieron dos tickets hacia Ranong y un amigo de los taxistas, un maestro del masaje en la isla, me agarró el tobillo, lo untó bien en Bálsamo de Tigre y me empezó a contar las razones de mi dolencia, me explicó cómo tratar de curarlo durante el viaje y me dio un masaje más fuerte que el vinagre. Así que cojeando con una sonrisa de oreja a oreja nos fuimos hacia el barco.

Confirmamos nuestro billete en la ventanilla y empezamos la espera. Al pantalán no hacía más que llegar gente, tanta que no se podía sentar nadie y el sudor resbalaba entre todos, los mareados no se podían caer porque no había sitio y nosotros rezábamos por que el barco llegase a tiempo.

P1040939

El representante de la compañía pidió silencio para dar algunas explicaciones. Habían vendido cerca de trescientos billetes y en el barco sólo cabían cien personas más, por lo tanto pidió voluntarios que se prestaran a cambiar su ticket para el día siguiente. No hubo ni una persona que se ofreciese, y un murmullo en varias lenguas se corrió entre los pasajeros.

P1040958

Cuando el barco llegó la gente fue muy educada, pero humana, y hubo varios intentos de abordaje desmesurado perpetrados por nosotros los primeros, y es triste, pero unos subimos y otros se quedaron, y es que aquello era una jungla pintada de rosa: marineritos pincel, barco precioso, atención al cliente, y luego no saben alimentar la demanda de la operación salida anual de la fiesta grande de Ko Tao.

P1040973

El caso es que el final subimos y llegamos a Chumpon. En el viaje la mayoría de los pasajeros eran Tailandeses de vacaciones, nos pasamos todo el trayecto charlando con tres chicos que viajaban con sus parejas, menos uno, que era el borrachín gracioso del grupo; riendo con ellos mientras mirábamos a un par de "lady boys" fotografiándose en cubierta.

El puerto de Chumpon es como la desembocadura de un caudaloso río, y se mete tierra adentro varios kilómetros. Los barcos pesqueros, todos pintados de colores similares y de forma casi idéntica, están amarrados por decenas a los lados, como coches aparcados en batería, y podía haber cientos si mis cálculos no me traicionan.

P1050012

Tras hablar con nuestros nuevos amigos Tailandeses de nuestros planes, de nuestra carrera a la desesperada por su país, se ofrecieron en llevarnos a la estación de autobuses de Chumpon en su coche y nosotros accedimos encantados. Solo había un nuevo problema, las fiestas de Chumpon no habían terminado y hoy era el día grande, y las calles estaban colapsadas por batallas de agua y talco. Por lo tanto, salimos a afrontarlo.

No me quiero ni imaginar nuestra situación, saliendo de la zona de desembarco a la calle a preguntar por la estación a toda la parranda de enagenados; con nuestras mochilas, ordenador, cámaras... etc. Gracias a dios no fue así, salimos casi escoltados, con la cabeza agachada y corriendo, como en un campo de batalla y nos dirigieron a un pick-up que nos evacuaría lo más rápido posible de la zona. Nadie nos libró de empaparnos, ni de llenarnos de talco mentolado, pero al menos nuestro material electrónico llegó a salvo al lugar donde nuestros nuevos amigos tenían su vehículo.

P1050022

Aquí esta fiesta la acepta todo el mundo, aunque no les guste, les perjudique o no puedan disfrutarla. Aquí nadie se queja y mucho menos se enfada. Así que ahí estábamos, todos empapados en el coche del colega dirección a la estación de autobús. Pero claro, no iba a ir todo rodado ya desde Chumpon, ¿verdar?. No, en la estación no había autobuses a Ranong y tuvimos que ir en unas mini van que salen desde el mercado central. Nos despedimos y quedamos alucinados de que aun con la cantidad de energía gastada e inconvenientes que les habíamos causado a este grupo de colegas, estaban encantados de habernos ayudado y nos pidieron por favor volver a visitarles algún día.

P1050024

Llegamos en furgoneta a Ranong, a las 17h y la oficina de inmigración cerraba a las 18h, y corrimos buscando un conductor que nos llevara hasta allí, haciéndonos entender gracias al código internacional de cómo decir sellado de pasaportes en una ciudad fronteriza, que consiste en golpearse con la mano derecha cerrada, la palma de la mano izquierda, como sellando algo.

Y por fin llegamos a inmigración, y si esto fuera una película de Hollywood, seríamos los últimos turistas que pueden colarse por la altísima verja a punto de cerrarse en la frontera, mientras el policía les intenta frenar y ellos gritan: "somos ciudadanos americanos" y todos se abrazan y la música suena. Pero señores, esto es la puta realidad!! y no hay preferencia más que el dinero, y si nos permitían pasar, perdían 500 Bats de multa, así que por llegar al límite, tuvimos que darnos la vuelta y marchar a descansar. Además conviene aclarar que estas fronteras no tienen verjas, ni siquiera puertas, la naturaleza separa Ranong de el extremos sur de Birmania con un mar y diversas islas repartidas entre los dos países. Así que lo que hay son barcos, y mucho negocio con el tema de los visados.

Nos retiramos, con el consuelo de que lo importante es participar, y al menos ya habíamos conseguido salir de Ko Tao, y nuestros únicos planes eran extender nuestra estancia en Tailandia y dirigirnos a Krabi.

Pasamos la noche en una curiosa guest house muy bien cuidada, con parking, diferentes tipos de habitaciones y unos empleados muy amables. Lo raro era el lugar, paralelo a la calle del puerto fronterizo, con olor a pescado procedente de los almacenes colindantes, las calles inhóspitas de polígono industrial y sin turistas. Así que dejamos las mochilas y nos fuimos a comer, nos dieron un par de indicaciones y nos dirigimos a la zona del mercado del barrio. El suelo estaba mojado, y algunos ancianos sentados en la puerta de sus casas nos miraban con complicidad, los niños corrían a nuestro alrededor y una música dance como la de los coches de choque sonaba cada vez más cerca... entonces nos dimos cuenta, cuando una tropa de jóvenes untados en polvo blanco y empapados de arriba a abaje empezó a correr hacia nosotros con cubos de agua, perfumes, talco y mucha fiesta en el cuerpo. Nos dimos la vuelta y corrimos a poner nuestras cámara de nuevo en lugar seguro, y volvimos preparados, nos sentíamos ya veteranos de aquella fiesta que habíamos vivido por todo el país.

Nos resultó muy curioso que todos los chavales jóvenes fueran tan exagerádamente amanerados, saltando empapados en agua, y locas de emoción al vernos, gritando como Boris en crónicas marcianas, y llenándonos de perfume de mujer entre manguerazo y manguerazo. Pasamos el campo de batalla y comimos en el mercado como Dios, mientras divagábamos y nos dábamos cuenta de lo importante que es sentirse seguro. Nos dimos cuenta de que al principio del viaje ese barrio nos habría asustado y ahora nos atrae, nos llama a interactuar con la gente más auténtica. Nos gustó el lugar.

P1050097
P1050078

Al día siguiente volvimos a nuestra misión, tempranito pagamos nuestra multa en la oficina de inmigración y sellamos nuestra salida de Tailandia, luego negociamos un barco barato hacia Birmania, y nos embarcamos con un espabiladísimo Birmano de unos de 14 años y cruzamos las aguas.

DSC01224 src="http://farm4.static.flickr.com/3075/2479514993_56bcb7fcda.jpg" width=500>

El escenario era de un estruendo continuo, los largos barcos como góndolas con motor de coche retumbaban con el griterío de la multitud en los diferentes check points del canal. Las aguas se veían densas como el aceite y los barqueros debían de tener una tendinitis tan grave como su sordera. Los templos con pagodas doradas estaban en cada islote de camino a Birmania, con puestos militares tailandeses, de aspecto imponente. El tráfico incesante, y el sol criminal.

P1050094

Desembarcamos en el puerto de un pueblo a los pies de una colina, y el paisaje se seguía plagando de brillos procedentes de las pagodas. El caos aquí se multiplicaba, la fiesta del año nuevo se estaba celebrando ese día, estábamos destinados a seguir la ruta del agua hasta su agotamiento. Pero allí los vimos salvajes, divertidos, desatados, mucho más que en tailandia. Era como haber viajado cincuenta años atras en Tailandia y haber vivido la misma celebración.

Mientras estában sellando nuestro pasaporte, nos bebimos unas cervezas, mucho más baratas que en Tailandia, y nos quedamos atónitos, todos los coches cargados de personas empapando a todo el mundo, las motos con los silenciadores arrancados creando un estruendo como el de los barcos del canal, los autobuses centenarios sin cristales y los chavales ofreciendo Ketamina a los turistas... era mundo aparte.

P1050105

Nos dieron un visado de 28 días en Burma, pero sin poder salir de un radio de 9km alrededor de la ciudad. Así que nos volvimos a Thailandia, y con intención de llegar a Krabi en ese mismo día, pero ¿fue posible?

2 comentarios:

Control dijo...

Vaya fiestón... al final me piro con vosotros. Bueno, aprovechad y danzad, malditos ... que ya no os queda nada y que el tiempo vuela.

Anónimo dijo...

si nos ofrecieras mas informacion sobre los costes de visado,barco, tiempo... nos seria mas util, gracias