sábado, 10 de mayo de 2008

Koh Chang

17 de Marzo de 2008

Haciendo caso omiso a las advertencias e indicaciones de nuestros compañeros de los diferentes equipos, decidimos darle una oportunidad a la isla de los elefantes, por ser la más cercana en nuestra ruta hacia el sur, por hacer una parada tropical antes del ruidoso Bangkok, y porque nuestras mágicas guias se dirigían hacia allí, y nosotros no éramos más que una cometa al viento.

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Nos habían advertido de una gran masificación turística, de grandes complejos hoteleros ocupando las costas y privatizando sin piedad las playas. No obstante también teníamos información de que, como en casi todos sitios, había un rincón mágico para el mochilero, y como cada lugar al que vamos, lo encontramos.

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Alquilamos una moto, para variar, y siguiendo con la tónica general, nos hicimos con la isla, descubrimos sus rincones, nos aventuramos con nuestra scooter a través de la selva, asistimos a heridos leves en los múltiples accidentes de las infernales curvas, y no caímos ni una vez. Gracias a Xavi, todo hay que decirlo, que nació con una moto entre las piernas.

La zona de bajo presupuesto y alta vida nocturna se llama Lonely Beach, donde, a lo largo y ancho de un palmeral donde alternan algunos pinos tropicales, se extienden los cafés, guest houses, tatoo shops, clubs etc... Un lugar altamente recomendado es "The tree house", aunque a estas alturas, ya un poco masificado; pero que cuenta con un estilo único, muy creativo, con gran calidad musical y muy buen trato; además de buena comida y el mejor ambiente.

Dado el éxito de "The tree house", han decid¡do expandir el negocio y han creado otro similar en una playa del norte de la isla, perdida, salvaje, sin explotar y de difícil acceso. Conocimos este lugar el último día de nuestra estancia, y descubrimos también el lado oculto de Koh Chang, donde todavía no hay grandes hoteles ni carreteras asfaltadas.

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Cómo no, vuelta a Tailandia, vuelta a la fiesta, vuelta a la vida nocturna. Una de las noches salimos con las chicas chinas que nos habían guiado desde Angkor, fuimos a "Lonely Beach" y, de nuevo los dj´s occidentales, los thai desatados en euforia saltando en la pista de baile, y la seña de identidad inconfundible de la noche tailandesa, sus incondicionales "lady man".

En aquella noche de copas, bailes, partidas de billar y jugar a adivinar si es o no un hombre quien hay detrás de esa geisha de película; conocimos a una chica holandesa que hablaba un castellano perfecto y que nos devolvió la movilidad, que nos puso las mochilas y nos encaró a nuestro destino, me explico: nuestra misión era llegar a las islas del sur de Tailandia en un par de días o como mucho tres, y dado nuestro talante de viajeros relajados, tenemos tendencia a acomodarnos en los sitios y sentirnos como en casa, pero claro, esto lleva tiempo, y tiempo es de lo que carecíamos. Así que esta chica, nos dijo lo que necesitábamos oír para empaquetar la mochila y marcharnos al día siguiente.

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La cosa es que en cuestión de tres días, iba a ser la "full moon party" en Koh Phangan. Al oir "full moon party" a Xavi se le dilataron las pupilas y no dio pie a otra opción que la de marchar cuanto antes. He aquí otro caso de magia cósmica que nos lleva a nuestro destino sin tener que preocuparnos de nada.

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