martes, 3 de junio de 2008

Puerto de Belawan y Medan, Indonesia.

Llegamos a Belawan, uno de los puertos más grandes y con más tráfico de toda Indonesia. Al bajar los agentes de inmigración nos tendían la mano dándonos la bienvenida al país, un lugar pobre, pero desde el primer paso, demostrando amabilidad y educación.. Lógicamente viniendo de George Town, y de la infraestructura malaya, Sumatra iba a ser como una vuelta al viaje de China y a la dureza que supone el que le falten servicios al turista. Pero no, de duro no tuvo nada, era solo una sensación, al verte de nuevo rodeado del desastre fronterizo, y del aspecto dejado de estos lugares.

El uniforme policial, era de lo más ortera y anticuado, de color azul oscuro, con los pantalones por dentro de las botas de cuero negro y empeine blanco, parecido a los zapatos de Michael Jackson; y con una cartuchera de cuero blanco también, que hacia de cinturón y le cruzaba por el pecho. El hombre era fornido y con bigote, como cualquier guardia civil de la España profunda.

Salimos de la terminal y nos embarcamos en un autobús local, viejo y cargado al máximo, como de costumbre, que cubría la ruta Belawan - Medan. La ruta transcurría por autovía, en buen estado, y a ambos lados una imagen impactante: vastas extensiones de terreno cubiertas por un manto de agua, poblados con barricadas en las puertas y niños jugando con el agua en las calles, más niños cruzando libremente la autovía y saltando de los puentes al rió, y más agua. Parecía una catástrofe a simple vista, pero en la cara de la gente no se veía signo alguno. Pregunté y se trataba de la marea, que cada día, cuando estaba alta cubría las tierras bajas de la gente pobre que ya estaba más que acostumbrada a vivir con ello.

Llegamos a la capital, todo era caos y diversión, algo diferente de lo visto hasta ahora sucedía, pero no sabíamos muy bien el qué. La gente al cruzar miradas saludaban, policías y niños, daba igual, desde la calle gritaban al autobús. Llegamos a la mezquita principal, Masjid Raya, centro neurálgico de la urbe, y al bajar un grupo de chicas estudiantes nos rodeó, queriendo practicar su inglés todas a la vez, dándonos la mano, riendo, bromeando. La situación rompía lo tópicos, un grupo de niñas cubiertas por su velo musulmán enloquecían con nuestra presencia, nos tocaban, saludaban, y hasta desde la lejanía nos tiraban besos; y es que la gente es gente allá donde vayamos, independientemente de su cultura o religión y en este caso, topamos con un grupo de estudiantes en el recreo que encontraron una fuente de diversión fuera de su rutina diaria, supongo.

De todos modos, el ambiente seguía siendo de locura desatada, de risas desmedidas y desconcierto general. Nuestra intención era dirigirnos hacia el lago Toba, en el centro de Sumatra, de origen volcánico y con un tamaño de 100km de largo por 30km de ancho. En el medio aloja un viejo volcán, la erupción del Toba ha sido fechada hace unos 73.000 ± 4.000 años. Se ha estimado un índice de explosividad volcánica de 8, lo que la convierte en el ejemplo más reciente de una erupción supervolcánica, y probablemente en la más poderosa erupción ocurrida en los últimos dos millones de años. Por lo tanto, para los que temen por nuestra seguridad en el lago Toba, han de temer por la suya también, ya que el mundo entero sufriría el desastre.

En estos viajes a uno nunca le faltan guías, asesores o amigos; en cuanto el grupo de estudiantes se dispersó, los conductores de tuc-tuc vinieron al acecho, y era el momento de ser listos, de no dejarse estafar, pero a la vez de no perder la oportunidad de ser ayudados. Uno de los conductores nos inspiró gran confianza, ya que había dos formas de dirigirse a Toba, la vía "falang", y la forma local, dos transportes similares pero con una abismal diferencia de precio.

Nuestro conductor se llamaba Roberto y era la primera persona en Indonesia con la que interactuaríamos de verdad, con la que comprobamos el carácter de su gente y quien nos cruzo la ciudad contándonos cosas de aquí y de allá. Nos sorprendió la gran simpatía hacia los españoles, la facilidad de su idioma, con sonidos claros y básicos, algo tribales, que en parte recordaban al euskera.

La simpatía de los indonesios, su carácter alocado y lleno de energía nos tenía cautivados, mirando desde el moto-carro de Roberto. Los motoristas se ponían a nuestra altura y nos preguntaban que de dónde éramos, y desde los coches la gente bajaba las ventanillas para saludar. La ciudad aloja un tráfico atronador, con calles anchas de dos carriles para cada dirección y una mediana con árboles o algo de vegetación. En cada intersección, sin semáforos ni señales de preferencia, los vehículos fluyen, se mezclan, con el cantar de las bocinas, y todo continua, sin choques ni gritos, solo el rugir de los motores.

Al final de esta introducción al país, llegamos a la estación de autobuses, y Roberto nos subió en el de los locales, a 30.000 rupias por persona y no a 250.000 como nos pedían en el de los turistas, Roberto se conformó con 30.000 entre Xavi, Kolo y yo; y nos despedimos hasta quién sabe cuando. Adiós Roberto!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola gente!!!!
Como va todo??? Yo me piro a Koh Tao a hacer el curso de instructora.
Por cierto, se me ha caido el techoh de mi habitacion en Kuala Lumpur encima cuando estaba dormida. Lo puedes leer en mi ultimo post Kuala lumpur 6 Junio 08
www.selene.nireblog.com
Que tal la vuelta????
David me ha contado que ha pasado del curro de menorca y que esta en Barna currando en el puerto llevando un barco.
cuidaros!!! Un besazo, Kolo.

Anónimo dijo...

Hola otra vez!!!
He colocado 3 de nuestros videos en mi blog. El de la poli no es tonta, no. jajajajja...
bueno, que vaya bien.
Por cierto no se si te llegan mis emails, asi que enviame el tuyo para tenerlo y Michael quiere contactarte para cuando lleves dj a Edimburgo. besos!!!!
selene.nireblog.com
kolo.