viernes, 15 de febrero de 2008

Primeras crónicas

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Thursday 10 January 2008

Hong Kong

Primera entrada en internet desde nuestra partida al viaje iniciatico. Salimos de London Gatwick el 7 por la manyana direccion Doha en Qtar, la verdad es que no hay queja de la arolinea arabe ni del pedazo de avion, acostubrados a los autobuses aereos de easyjet y las mini distancias de Europa esto era otro mundo, television individual, con tu mando a distancia personal y todo, 2 comida-cena-merienda o que se yo, ya que entre la falta de suenyo y el cambio de horario y hemisferio ya no se donde localizar la comida q ingeriamos; tres filas de 3 asientos cada una y una tripulacion excelente. Era curioso que en la programacion personal que te podias poner en la tele habia una opcion de mapa GPS para que supieras donde estaba el avio en todo momento y ademas otra opcion de en que direccion estaba la meca, supongo que para los que quisieran rezar. De Londres a Doha el avion iba casi vacio, un lujo, un lujo de 6 horas, que termina por ser un rollo. Al llegar a Qatar comenzo la confusion, nos quedaban otras 6 horas para el avion a HK y no nos permitian salir del aeropuerto po ir en un vuelo de transito asi que nos toco esperar en la terminal, donde lo unico que habia eran arabes con sus mujeres comprando joyas y gente como nosotros esperando, tambien habia 4 ordenadores en la terminal de uso gratuito donde habia internet pero solo duraba 10 min y luego se reiniciaban, y alli estaban los moros tipo gitanillos (no los que iban como jeques, los mas cutrecillos) haciendose el lio los unos a los otros para colarse a usar internet, asi que tras mandar un velocisimo correo pase de ponerme a la cola de nuevo y aguantar el ambiente ese otra vez.

Llegamos a HK cansados, despues de casi 24 horas de viaje, es curioso que antes del control de pasaportes habia un control de fiebre, por si vienes enfermo... curioso verdad??. Nos vino a recoger mi amiga Fion, que se ha portado de lujo, y nos llevo al hotel; un hotel de Caritas, sin broma, es un hotel normal y corriente con un precio muy bueno y si no fuera por las biblias en las habitaciones, los dibujos de Maria y el ninyo en el pasillo, el simbolo y el nombre (Caritas Bachi Lodge Hotel) no nos imaginariamos que es un hotel cristiano.

Tras una ducha y un mini paseo Fion nos vino a buscar y nos llevo a la bahia, la tipica foto de los rascacielos y el mar, pues ahi, despues quedamos con su hermana gemela y una amiga y nos llevaron en coche a la montanya, al Peak, que es imppresionante. Desde lo alto, pero muy alto en la montanya, tras una sinuosisima caretera llena de casas de super lujo, ferraris y cochazos subiendo y bajando (recordaba a los videojuegos de coches con los escenarios de acantilados y rascacielos) pudimos observar la ciudad de Hong Kong, un mar de rascacielos iluminados con luces de clores que cambian, sin casi espacio entre ellos y muchos, muchisimos. Es realmente impresionste.
Antes de esto nos habian llevado a cenar al tipico restaurante chino, nada que ver con el "gran muralla" espanyol o el "china china" de Brighton, esto era como un bar cutre de carretera de espanya pero con platos autenticos, la verdad es que estaba buenisimo, comimos navajas, almejas del tamanyo de las ostras, sopa de miso, pollo, pato, tofu... todo de lujo.\

Lo mas curioso es la mezcla entre el super desarrollo y la cutrez que hay aqui. Despues de bajar del Peak y haber visto todo ese mundo de luz, gasto, dinero y turismo nos fuimos a tomar el postre al centro, llegamos a una calle empinada y olorosa, como todo HK, pero esta especialmente olorosa a especias y algas o algo asi, en esta calle habia muchos clubs y un puesto de algo que no sabria describir, tan cutre como los que venden castanyas en espanya pero con sus 4 mesitas de terraza. Asi que alli era donde ibamos, nos sentamos y pedimos lo que iba a ser el postre. Nos trajeron un bowl que no quise oler por si se parecia al olor de esa calle asi que lo probe directamente, podria compararlo al arroz con leche... pero a lo oriental, sin leche y con algas, judias y que se yo que lo densificaba, pero malo no estaba, frio, eso si, si lo mirabas mucho no te lo comias, bastante feo.\

Despues nos fuimos a dormir, que ya llevabamos un par de dias sin dormir en una cama y no podiamos estirar mas el chicle. Hoy hemos despertado tarde para el desalluno del hotel asi que no se lo que se desayuna en HK, que belen me lo pregunto en Brighton, te lo dire manyana Belen.
Hoy hemos recogido a MAra y Dario qyue llegaban en el mismo avion que nosotros pero hoy, y les hemos dejado durmiendo en el hotel, hemos dado una vuelta en busca de comida y lo cierto es que hemos triunfado, hemos comido por unos 4 pounds los 2, dos pedazo de bowles, uno de arroz con pollo y el mio de nodles con pato, impresionante de bueno y en una barra que rodeaba la cocina, y donde se veia al chino cocinar, eramos los unicos occidentales por lo que deduzco que era un sitio de barrio y bueno, porque estaba llenito.

Bueno, ya esta bien de escribir que llevo solo 2 dias... ademas estoy en un ordenador con un teclado que se atasca y que las teclas entan en chino y mas pequenyito nuestras letras... un poco dificil.

Muchos besos a todos y si me olvido de mails perdonadme pero tengo un buen cacao con las direcciones de internet asi que ponedme un mail y os anyado ok??

Cualquier sugerencia o consejo de HK hacia el sur es bienvenido.

Ciaooooo.

Juanma & Co

Sábado, 12 de enero de 2008

HK apesta, con perdón de la expresión y sin ánimo de ofender a ningún Hongkonés. El caso es que ya hemos pasado esos días de curiosidad alimentada con cualquier cosa y de novedad tras novedad y no digo que apeste en sentido metafórico de forma despectiva, no, a lo que me refiero es que es una gran urbe, es que el humo se nota en la piel, los ojos, la ropa, y pasados los días uno va analizando el porqué de la piel grasienta, la garganta seca y el picorcillo de ojos, luego ves a los residentes y entiendes por qué usan mascarillas como las de los médicos. Y digo que apesta en sentido literal ya que los olores te azotan la cara, tu no los buscas ni intentas intuir, ni dices... ¿A qué huele, me recuerda...? sino que aunque no quieras porque estas bebiendo o comiendo y no quieres que te corrompan el sabor de tu bocado, imposible, los olores no tienen piedad en esta ciudad. No son olores fáciles, no son familiares, podría atreverme a decir que son de frito, de pescado, de aceites, de humos... todo muy empalagoso y muy diferente uno de otro; y eso sí acompañados de la humedad tropical y el bochorno.

No todo van a ser inconvenientes en esta maravillosa ciudad, lo del calor y el ambiente no hay quien lo cambie, solo Dios que lo cambie; y lo de la contaminación supongo que no es más ni menos que en otros lugares del mundo sino que el espacio que tienen es más reducido para mucha gente y con mucho desarrollo. Aquí muy poca gente tiene coche ya que HK se extiende en una extensión muy escasa de territorio y tremendamente poblada, por ello los característicos edificios de viviendas de gran altura y los numerosos rascacielos; hay muchos taxis, furgonetas "tunning", tranvías de más de 100 años, autobuses y un maravilloso metro.

HK es pequeño y con un potencial turístico muy limitado, pero la gran atracción son las compras.

Pensábamos antes de venir que iba a ser el destino más caro de nuestro viaje y con un plan de 6 meses de recorrido nos asustaba la posibilidad de gastar mucho en esta primera semana en HK y andar escasos el resto del viaje. Es muy occidental, pero muy barato, el problema es lo tentador que resulta todo, debe de ser el contraste lo que nos lleva a enloquecernos por las compras a los europeos y americanos, el contraste de una sociedad tan "similar" y con los mismos productos tan sumamente baratos. La zona de tiendas, "Monk Kok" es una auténtica pasada, hay absolutamente de todo, es un barrio lleno de tiendas carteles luminosos, mercadillos, centros comerciales, y mucha mucha gente; lo curioso es que casi todo el mundo parece local, oriental al menos, no ves la tremenda cantidad de extranjeros que ves en Londres en Candem Town; a lo mejor es porque al verles a todos con los ojos rasgados creemos que son locales y no hay ni uno de por aquí cerca pero la sensación era esa.

Nosotros también caímos y compramos, todo hay que decirlo, pero la verdad es que creo que de forma muy sensata, yo no estaría escribiendo esto en mi habitación después de haber descargado todas nuestras fotos y editado algunos videos sino fuera por el pequeño "súper PC" de 12'' que me he comprado por unos 6000 HK dólares que vienen a ser unas 400 libras esterlinas, y a euros ya me cuesta más pasarlo, por no decir a pesetas, así que si os interesa, a calcular vosotros. Xavi, mi compañero de viaje ha comprado una cámara Lumix, que es la fusión entre las lentes Leica y la marca Panasonic, una maravilla de la tecnología, la DMC-FZ18 que vino a costar unas 210 libras esterlinas, increíble. La misma compra hicieron Mara y Darío, dos amigos con los que como ya sabéis compartimos esta primera etapa del viaje, así que hoy ha sido un día de fotografía por la ciudad, todos hurgando más pendientes de nuestros juguetitos que de lo que fotografiábamos.

Hoy hemos estado en la isla de HK, el centro bursátil y financiero, es increíble, los rascacielos y edificios de grandes bancos y multinacionales lo cubren todo, parecen una burla a la geometría y un desafío a la física. No hay apenas pasos de cebra en esta zona de la ciudad y todo el trafico de peatones discurre por túneles elevados tecnológicas escaleras mecánicas; la señalización es perfecta y llegas de una punta a otra rápido y sin perderte. Nuestro hotel esta cerca de "Monk Kok" que es el centro de la península de Kowloon, también HK pero no la zona de rascacielos, sino enfrente, desde donde se toma la típica foto de los edificios de HK island sobre el agua de la bahía, ahí es donde estamos nosotros, donde el trafico ruge y los luminosos de los comercios se pegan por un espacio en las avenidas llenas de gente. Mucho más sucio y menos brillante que la isla y sus bancos;
también mucho más barato y eso es lo que a nosotros nos importaba.

HK nos está sirviendo de campamento base en nuestra aventura, ya que nos estamos concienciando de qué es lo que se avecina y poco a poco vamos tomando medidas. Medidas como desechar ropa y artilugios para aligerar nuestro equipaje, y abastecernos de otras cosas imprescindibles y muy baratas por aquí. También hemos recopilado bastante información para nuestro salto a China mañana, ufff!!!! que es mañana, quién lo diría, vamos a recorrer el sur de China a Guilin, provincia de Yunnan, creo, y de ahí a la ciudad de Kumming. Poco más sabemos aparte de donde se coge el tren así que intentaremos viajar de noche para ahorrar dinero en hotel y sobre todo para no llegar a ningún sitio en horas críticas en las que sea difícil encontrar un lugar donde dormir. Al parecer China no tiene nada que ver con HK, muy poca gente habla inglés y el desarrollo de las zonas a las que vamos es muy bajo, así que tenemos que empezar a usar el repelente para mosquitos para prevenir malaria y tener mucho cuidado con la comida y el agua, aunque concienciado vamos de que antes o después sufriremos una buena cagalera como cualquier viajero que se precie.

La información para nuestro salto a China la hemos recopilado en la biblioteca central de HK que es un centro de sabiduría, cultura, organización y tecnología increíble. Nos han tratado de lujo, usamos internet, fotocopiamos documentos, nos asignaron un "personal advicer" al recurrir a un mostrador porque no sabíamos como imprimir una página web completa... y todo totalmente automatizado.


Para pagar en HK se utiliza una tarjeta llamada "Octopus", que es como un monedero electrónico que sirve para pagar en muchísimas tiendas: Mc Donald, 7eleven, Kioscos... y sobre todo en metro, transporte público, museos, en la biblioteca pagas internet, fotocopias; y la recargas en cualquier lugar también. Maravilloso.

La última curiosidad que me queda por contar es que hoy hemos visto mostradores con internet gratuita en la estación central del metro de HK, ¿Os imagináis eso en el metro de Sol? La única regla que te pedían es que si veías que había cola no estuvieras más de 15 minutos, y ahí no había absolutamente nadie para controlarte claro, pero todos honradísimos, menuda sociedad.

Otra curiosidad y última de verdad, es que dentro de toda esta tecnología, levantan los edificios con bambú, no digo que los construyan de ese material sino que todo el andamiaje es de bambú. Rascacielos con gigantes estructuras de bambú que los recubre y los que apoyan en el suelo están cortados en cuña, ya que al parecer es más seguro. Yo por más que miro no lo entiendo, andamios de bambú, en un país de tecnología y desarrollo, me pregunto si con los ingleses hace pocos años lo hacían igual, porque tal y como son los Británicos con el tema "health & safety" me parece increíble.


China, 14 de enero de 2008, Time: 8.11 am

Aquí estoy tumbado en la cama preguntándome dónde realmente estamos, si es Yunnan, o Guilin, o es un show de Truman del que no puedo escapar. Hace 20 horas estábamos corriendo por Hong Kong para poder cambiar dinero y pagar la habitación, nos habían dicho que no nos preocupáramos aunque fuera domingo ya que los comercios abrirían con normalidad, pero la sorpresa vino al salir a comprar una guía de China y hacer el cambio de divisas y ver que todo estaba cerrado, ahí empezó la cuenta atrás para solucionar problemas antes de las 16h, momento de dirigirnos a cruzar la frontera HK-China.

Lo cierto es que la cosa no era tan grave, ni siquiera un poquito preocupante, ya que lo que ocurre en HK es que tienen el horario que algunos siempre deseamos, las tiendas abren hasta casi la madrugada y por la mañana hasta pasadas las 12 no hay comerciante que se digne a levantar la persiana de su garita, así que con toda la prisa del mundo según íbamos corriendo en busca de oficina de cambio, la ciudad se iba levantando y todo poco a poco se ponía en su sitio.
Darío y Mara, en su costreo diario despertaron tarde y juntos fuimos a comprar la guía de China, la cual hemos perdido en alguno de los múltiples chequeos fronterizos. Nos preocupaba que nos la confiscaran ya que había advertencia de ello en la web de "lonely planet", ya que no se incluye Taiwan en los mapas y el gobierno Chino la ha prohibido, muy liberales como podéis ver. Así que antes de salir la forramos con todo el cariño del mundo y no les hemos dado ni siquiera oportunidad de cuestionarnos la pertenencia de la guía; ya la hemos perdido nosotros antes.

Quedamos con Fion en el metro de "Kwoloon Tong", ella siempre tan proteccionista y servicial, es impagable lo bien que se ha portado con nosotros y la ayuda desinteresada que nos ha prestado. El caso es que una vez más se empeñó en ayudarnos, con la justificación de que la entrada en china era peligrosa y que se preocupaba por nosotros. No la bastó con indicarnos, no, fuimos juntos en el tren HK-LuoHu y al llegar allí cruzó con nosotros la frontera hasta "Shenzhen". Eso sí que fue un shock.

Una vez nuestro pasaporte fue sellado por las autoridades Hongkonesas se podía oler el cambio, en el segundo control, el de sallado de las autoridades Chinas, ya todo era diferente, te miraban con otros ojos, ya no parecías tan bienvenido, y mucho menos tan seguro. En el mostrador, debajo del hombre con mirada desafiante que nos daría entrada a su país con un sello en nuestro documento, había tres botoncitos, uno verde, otro amarillo y otro rojo; eran para que tú, delante de él valoraras el servicio de aduanas de las autoridades chinas, y lo gracioso es que no en un sobre anónimo de sugerencias ni en un formulario una vez pasados los controles, no, delante del oficial que te da el visto bueno, así que como todo el mundo sin ganas de problemas o una mala reacción pulsamos el verde, no vamos a ser nosotros quienes cambiemos el mundo, es una pena ¿verdad?

Pasamos al shock, a Shenzhen.
Íbamos saliendo de la estación y de lejos ya se veían sirenas, gente apelmazada en la puerta, policías al estilo retro comunista, no sé cómo describirlos ni con qué compararlos porque nunca los he tenido delante, pero igualitos a los de los juegos de ordenador y las películas donde se pelean comunistas y aliados. El caso es que era de esperar, una ciudad que ha sido pobre y pequeña hasta hace menos de 20 años y en ese periodo de tiempo, se ha convertido en una de las más ricas de China, su situación la lleva a formar parte de un territorio que está restringido hasta para los propios Chinos, y más de 2 tercios de la población habita allí de forma ilegal. Es un puerto franco para los oportunistas que esperan un golpe de suerte y dar el salto a HK, y mientras tanto aprovechan el flujo de viajeros y turistas de paso para sacarles lo que buena o malamente puedan, es por esto que Fion andaba preocupada por nosotros.

Ya fuera de la estación, un policía nos paró insistiéndonos que le enseñáramos nuestro billete y así lo hicimos y malamente nos indicó con la mano hacia dónde teníamos que andar. La gente nos avasallaba diciéndonos nuestro destino y pidiéndonos que les acompañásemos ya que ellos nos enseñarían el camino, es curioso como sabían a donde nos dirigíamos al vernos occidentales, esta gente tiene mucha mili, como se dice en España.

Las calles estaban sucias, sin luz, y llenas de gente con un aspecto nada agradable, una vez encontramos la cutrísima estación pedimos a Fion que nos dejara allí y que volviera a HK ya que a quien nos empezaba a preocupar su seguridad era a nosotros, así que la acompañamos de vuelta al tren y nos despedimos de la mejor agente y amiga que jamás he tenido en Asia.
Allí estábamos nosotros en la estación de autobuses más agena a todo lo cercano que nunca habíamos visto, ni 1 solo letrero en inglés, ni 1 solo. Ni los empleados hablaban inglés ni nadie se parecía a nosotros, y eso que solo estábamos a escasos metros de HK, ¿cómo era posible? Aquello me recordaba un poco a Tanger, en el bullicio de gentes buscando algo, en la cantidad de personas que te abordan para ofrecerte esa peculiar falsa ayuda.
Creo que allí conocimos el que será unos de los personajes a destacar en esta historia, creo que se llama Mike y es americano.

Entramos en la incómoda sala de espera de la estación e instintivamente nos sentamos junto al único occidental que se veía allí. Estaba en una esquina lejana con un sombrero y una camisa abierta, dejando ver su camiseta interior ya un poco amarillenta, del uso supongo. Las canas le salían de debajo del sombrero y su mirada era triste, defensiva, como la de un perro viejo que ha sido duramente golpeado por la vida. Nos saludó y tras los protocolos básicos de presentación, nos empezó a contar su vida.

Mike es norteamericano, ya jubilado pero reside en china desde hace más de 6 años, antes exportaba bambú a los Estados Unidos. Por como habla de ellos, los chinos les gustan poco y las mujeres mucho, dice que hasta las prostitutas chinas tienen su encanto. Nos dio consejos para evitar que nos robaran y, tras contarnos unas cuantas batallas de sus últimos días, descubrimos que íbamos a coger el mismo autobús.

Allí nos quedamos un rato más mientras Mike iba al servicio, y entonces pasaron 2 mochileras por delante nuestro, un suspiro de aire fresco en esa burbuja de humo negro, por fin empezábamos a ver a gente como nosotros. Y para colmo también se dirigían a Guilin.
La historia es que Guilin, hoy por hoy, es extremadamente turístico, y es preferible parar en el pueblo de antes que es donde estoy ahora. Se supone que no se podía pero con la presión de Mike y las otras 2 mochileras, también americanas, que casualidad, consiguieron que el bus hiciera parada en este pueblo.

El bus ha sido lo más curioso de la jornada, ya nos habían advertido de que era un coche-cama, pero no conseguíamos imaginarlo, y efectivamente era un autobús un poco más alto de lo normal y con 3 filas de literas, muy estrechas, con su cinturón de seguridad y con la regla de que te tenias que quitar los zapatos antes de subir y meterlos en una bolsa. Así que allí es donde pasamos las últimas 10 horas entre siesta y miradita por la ventanilla hasta llegar aquí.
Yo creo que la conducción dice mucho de cada país, y en china estoy flipando. Todo es polvoriento y parece estar en obras continuamente, además a los lados de la carretera se extienden zonas residenciales que parecen industriales, con garajes donde puedes ver a la gente haciendo vida y montones de camioneros comerciando con mercancías en las cunetas. A cada pocos km hay peajes y fuera de las ciudades los vehículos solo son camiones, autobuses y alguna moto; muy de vez en cuando ves pasar un coche. Todo hay que decirlo, viajábamos de noche y en la zona más pobre de china.

Con esta situación en las carreteras el vehículo más rápido es el autobús y no os podéis imaginar la forma que tienen de adelantar y de conducir en general. Es todo bastante anárquico dentro de lo que cabe, en autovía adelantas por donde puedas, arcén, carril derecho, izquierdo, como sea. Las luces largas se llevan en todo momento a no ser que estés adelantando en curva o en cambio de rasante ya que tienes que ver las largas del que viene de frente. Hay que recordar que todo esto es con Camiones Vs Autobuses, parece un continuo rally en el que se esquivan unos a otros y donde todo vale. El claxon se usa en todo momento para avisar de que vas, porque el que es grande y va deprisa tiene preferencia, puedes pitarle al peatón para que se aparte o al de la bici, o simplemente a un camión que intenta adelantar a otro para que se quite y lo intente más tarde ya que has llegado tú, y con tu súper bus, lo de frenar… nunca!!


Yuanyang, China, 22 de enero de 2008.

De nuevo los días pasan deprisa y el trabajo se me acumula, pero cada vez da más gusto contar lo que estamos viviendo, va a más y más y parece no tener freno. De Yangshuo a aquí hemos recorrido miles de kilómetros, 20 horas en tren, 12 en el peor autobús que jamás he visto, y una vez aquí hemos visitado una remota aldea de una rarísima etnia tras haber cargado con los canastos que sus mujeres transportaban… increíble. Os cuento:

En Yangshuo conocimos a gente que aquí y allá nos fueron recomendando, y casi todos coincidían en que en vez de ir directos a Vietnam debíamos continuar un poco nuestra visita por China y entrar por el norte de Laos, por ejemplo, y digo por ejemplo porque no sé si algún viajero en las próximas horas nos vuelve a cambiar la percepción y cambiamos nuestro rumbo a Rusia, lo dudo pero esto es impredecible.

El caso es que de entre todos estos viajeros que hemos ido conociendo está la peculiar Fransuá, que no se cómo escribir su nombre, pero así nos entendemos, ¿verdad?. Es una mujer de unos 60 años, que bien podría ser la madre de cualquiera de nosotros, no por el aspecto ni la edad si no por su condición de mujer de bien asentada, con sus hijos y una vida tranquila en el norte de Francia. No una hippie, ni una viajera sin rumbo, sino una mujer de lo más normal viviendo una aventura y viajando sola. Es graciosa ya que su inglés no es muy bueno y hay dos palabras que utiliza mal y en todo momento que son "perhaps", y "I believe" en vez de "I think"… Entonces sus conversaciones son graciosísimas ya que siempre empiezan con "I believe perhaps …" queriendo decir "creo que a lo mejor …" y ya sabéis cómo somos nosotros, le hemos sacado mil chistes al "perjapeo de la franchu".

Tras Yangshuo nos dirigimos a Kunming, en un tren desde Guilin. Unas 20 horas de tren pero en unas amplias literas y con una indescriptible diversión.
Estas son las partes que más difíciles me resultan ya que me podría extender líneas y líneas hablando sobre el tren y sus anécdotas pero tengo que resumir, porque como esta, hay por contar otras tantas situaciones hasta ahora.

En la estación de Guilin nos encontramos a Fransuá, su billete costaba bastante menos que el nuestro y ella "beliveaba" que era una litera. Nos temíamos lo peor, se había comprado un billete de asiento para las 20 horas de tren, en la clase más baja, sin ni siquiera derecho a ir al restaurante. Esto es algo que hasta que no lo ves no te lo puedes creer. El tren consta de 3 clases, la de asientos, la de colchón duro y compartimentos abiertos, y la de colchón blando y compartimentos cerrados. La de asientos es infumable, peores que el tren Madrid-Cuenca en su peor momento, nada reclinable, y lo peor es que vas con los Chinos más pobres, que por muy amables que sean, más guarros no pueden ser. Todo lo tiran al suelo, el escupir es un acto socialmente aceptado y yo diría que hasta apreciado, cuanto más suene la flema que arrancas de tu garganta mejor, se suenan sin papel y se limpian en las cortinas. No exagero, lo prometo.
Nuestro billete era de colchón duro, un gran lujo tras ver los asientos. En el vagón del bar, que parecía de las pelis de James Bond estaban los policías y los empleados, era como la frontera entre la clase baja y la nuestra; y la pobre "Franchu" al otro lado.

Como la mujer es ya mayor y la veteranía es un grado, pagó la diferencia y consiguió venirse con nosotros a una litera que había libre encima nuestro.
En esas 20 horas nos hicimos con el tren, acabamos borrachos con los policías y la tripulación. Dos policías gays intentando ligar con nosotros, el cocinero ofreciéndonos de su gigantesco bong cargado de extraño tabaco, el jefe con mirada de póker pidiéndonos que borráramos las fotos y los videos, cosa que no hicimos y así hasta que caímos rendidos en nuestra litera y llegamos a Kunming.

En Kunming pasamos el día y por la noche salimos para Yuang Yan, este último pueblo nos lo había recomendado una amiga de la francesa, lo describía como una pequeña localidad rural en las montañas rodeada de campos de arroz, con bellísimos amaneceres y atardeceres que reflejaban sus rayos en el agua de los cultivos.

Para llegar nos subimos en un autobús de cerdos con forma humana, con unas camas sucias, algunas húmedas y con una mezcla de los olores más asquerosos que jamás he olido. Antes de subir, mientras preguntábamos a diestro y siniestro cual era nuestro bus, otro personaje, aprovechándose de su inglés, quería cobrarnos un buen extra de dinero por poner nuestras maletas en el maletero, al parecer para cubrir el precio de la gasolina, aun habiendo pagado ya nuestros billetes anteriormente. En este no caímos pero si nos ayudó a subir bien calentitos a la pocilga de autocar que nos había tocado.

Entre el mosqueo de que todo el mundo intenta aprovecharse de nosotros y que del peor autobús nos habían tocado los peores lugares, el viaje se inició con algo de tensión. "La Franchu" se negó a colocarse en el sitio asignado y tras media hora de negociación la cambiaron a una litera individual en la parte delantera.

Nosotros estábamos al final del todo, en una especie de cama gigante que cubría la parte baja del final del autocar, el problema es que en este zulo habría menos de medio metro de altura entre el colchón y la cama de los de arriba, otro gigante colchón pero con escotilla en el techo.
Durante el viaje paramos en los lugares más recónditos e inhóspitos jamás vistos, letrinas en chabolas detrás de un puesto de fruta en la cuneta de una carretera rural, pequeñas aldeas para comer algo, gasolineras improvisadas en medio de nada… y demás lugares surrealistas.

En aquél agujero había bichos, las galletas que llevamos aparecieron con cucarachas al final del viaje y el olor, el olor es algo que nunca olvidaré. A todo esto tenias que añadir la falta de civismo de los viajeros, que ponían a los niños a orinar en la escalera trasera, y escupían al pasillo sin miedo alguno a que alguien se levantara y recibiera un buen gargajo chino, que son mucho más elaborados que los nuestros.

Al llegar ocurrió algo curiosísimo, el conductor dejó dormir a todo el mundo durante 2 o 3 horas más y no avisó de nuestra llegada hasta entonces. Yo me había levantado a orinar a las 5am y cuando abrí los ojos de nuevo eran las 7am y el lugar era el mismo. Entonces pregunté que donde estábamos y el conductor me respondió que en Yuang Yan, entonces dio las luces y puso una canción tipo videoclip de MTV para despertar al autobús. Fue un momento de gloria, la música acompañaba el levantar de toda esa jauría humana que ya éramos, sucios, malolientes; pero contentos de haber llegado a nuestro destino.

Ese día fue precioso, las nubes cubrían la falda de la montaña y sus valles, y a nosotros nos azotaba el sol en la cumbre, donde el pueblo se erguía. Tras la ducha en el hotel, Xavi y yo nos fuimos de paseo, descubrimos el pueblo, lo más rural que habíamos visto hasta el momento, lleno de color, con las mujeres de las diferentes etnias vistiendo su traje regional, compuesto de unos preciosos bordados circulares sobre telas de colores chillones, los pantalones son de un color y con bandas de bordados a la altura de los gemelos. Aquí se ve claramente que son las mujeres las que mueven este pueblo, las que se visten, las que trabajan, las que venden y compran en el mercado y cargan con los cestos en la cabeza mientras el marido fuma y fuma y no parece participar mucho.

En un parque hay unas escaleras larguísimas que nos atrevimos a subir y en lo alto, un templo budista donde al cruzar la puerta subiendo los últimos peldaños te encuentras a un enorme Buda blanco sonriente, a los lados otras figuras que no se identificar y unos inciensos que huelen de maravilla.

Ayer era lunes y las gentes de las aldeas cercanas bajan al mercado a vender sus mercancías y cargarse de provisiones para la semana, como ya he dicho las mujeres visten sus curioso trajes regionales, donde se observa la gran variedad de etnias en la zona. Los rasgos de los habitantes de esta zona son diferentes, con la piel más morena, una mezcle de chino, mongol y nepalí. Las mujeres son fuertes, aunque pequeñas y la sonrisa les caracteriza. Te miran con curiosidad y carecen de hostilidad alguna.

En el mercado me compré uno de estos pantalones que llevan las mujeres ya que mi ropa empezaba a necesitar un lavado, y me los puse para hacer un treking con Xavi por la zona de los arrozales.

Cada persona del pueblo me miraba extrañadísima y las mujeres se llamaban entre ellas señalándome con el dedo y cubriéndose la boca mientras reían. Se acercaban a decirme cosas en su dialecto y levantaban el dedo pulgar, dándome a entender que les gustaba. No sé si tiene algún significado el bordado de la pierna pero el de mi pantalón todavía no se lo he visto a ninguna mujer de la zona, tal vez he escogido el que se ponen las prometidas, embarazada, vírgenes, o qué sé yo, pero a todas les hace tremenda gracia.

Caminamos hacia las montañas y por los caminos encontramos a 4 mujeres con sus cestos a la cabeza y sus preciosos trajes de colores, estas también se extrañaron al verme con los pantalones típicos de alguna etnia vecina o la suya propia y empezamos a caminar juntos riendo y hablando sin conseguir entendernos en absoluto.

Las mujeres mayores cargaban enormes cestas y decidimos ayudarlas. La imagen era cada vez más peculiar, dos europeos, uno rubio y con pantalones de mujer indígena; y otro alto y fuerte y con un tatuaje tribal en el gemelo, que también les sorprendía. Cargando con las cestas de las mujeres de alguna aldea en lo alto de la montaña.

El camino por el que nos llevaban parecía ser el camino de vuelta a casa de cada lunes para esta gente, kilómetros y kilómetros de sinuosos senderos entre bosques y arrozales, donde la gente de las pequeñas localidades de los alrededores paraban a descansar en las curvas y charlaban, en su mayoría grupos de mujeres de todas las edades ataviadas con sus coloridos trajes.

Cuando algún grupo que descansaba nos veía llegar se miraban y reían, nos señalaban y se preguntaban entre ellas. Cada vez nos alejábamos más, nos preocupaba que se pusiera el sol pero nuestro compromiso era firme, si esas ancianas podían ir hasta sus casas cada lunes con esa carga, nosotros no íbamos a ser menos.

Pasamos aldeas y aldeas, saltamos horizontes cruzando arrozales, nuestro grupo tenía cada vez más gente, y tras 3 horas de caminata, nos pidieron que les devolviésemos la mercancía y que les acompañásemos a su casa que nos querían invitar a cenar.
Nos encontrábamos a 3 horas de casa andando por caminos que no estábamos seguros de descifrar de noche y el sol poco a poco iba bajando.
Al llegar a la última de las aldeas nos invitaron a su humilde casa. El marido, que dormía se levantó deprisa y nos recibió amablemente, su mujer nos peló unas manzanas y apunto estaba de empezar a cocinar cuando tuvimos que despedirnos dada la hora que se estaba haciendo.

El marido nos pedía insistente que nos quedásemos y sacó una gran pipa, como la de los revisores del tren y nos invitó a fumar. Una vez cumplido el protocolo volvimos a casa con una bellísima experiencia a nuestras espaldas. Estábamos donde ningún turista llega y venimos de la casa de una preciosa familia que sin tener nada nos lo ha ofrecido todo.

La vuelta fue graciosa porque teníamos que pasar de nuevo por esas aldeas pero esta vez sin nuestra escolta de mujeres. Esta vez los niños corrían detrás nuestro riéndose de mis pantalones y no había chica que no se tronchara de risa. Si cocinaban en una casa nos invitaban a entrar y si sacaban agua de una fuente nos la ofrecían sonrientes. Es increíble como estas personas pueden ser tan maravillosas.

Al pueblo llegamos exhaustos y cenamos como tigres. Y hoy la niebla no ha bajado y el pueblo está cubierto de blanco.
Mañana, si encontramos la manera, nos dirigiremos a una región del sur de China que delimita con Birmania y Laos, para hacer unos trekings más por las montañas y cruzar a Laos de una vez por todas, que quién nos lo iba a decir a nosotros, que queríamos ir directos de Hong Kong a Vietnam, que pasaríamos todas estas aventuras en China.

Crónica en caliente, con los sentimientos a flor de piel, poca objetividad y mucho desahogo, así que como es parte del viaje la escribo, pero por favor pido que no la tengais en cuenta , ya que carece de una visión real sobre China; puede ser útil para hacernos a la idea de que, en ocasiones, cuesta adaptarse a la vida en otros paises. Ese fue mi caso.

"...Se supone que estamos en una ciudad desarrollada, jinhong, la capital de Xishuanbanna, la Tailandia de China. Si a mi alrrededor solo viese pobreza y subdesarrollo me aguantaria y sin otro remedio me adaptaria a la situaci'on, pero no es asi. A mi alrededor veo un lugar con BMW y gente rica, con tiendas de tecnolig;ia y grandes supermercados, con puentes colgantes iluminados, veo un pais que pretende ser algo, pero que mucho le queda. Aqu'i estoy pegandome con el teclado de un mugriento ordenador, con recientes sarpullidos en los brazos de algun chinche que tendr'a esta asquerosa silla. A mi alrrededor la raza mas cerda que conozco, con perdon, pero es asi, escupen sin cesar y se gritan de una copmputadora a otra los jovenes que vienen a jugar online en estos centros de ocio. Adem'as no se cortan un pelo en mirar que hago o que esc ribo, privacidad cero. Antes de entrar una ninia cagaba en la acera como un perrito y un gato entraba corriendo en una farmacia donde tienen enfermos en camillas, como un hospital de campanya para gente que no esta muy grave, y para colmo, al verme mal del est'omago fui al mejor supermercado de la ciudad para copmprar jamon de york y algo de comer... y al llegar a casa todos, absolutamente todos los productos estaban caducados. La conclusion es que a este pais le quedan generaciones que educar, en sanidad, medio ambiente, civismo.... por mucha tecnologia y desarrollo industrial, ni en la mejor de las ciudades puedes esperar un servicio decente. Asi que con ganas de entrar en Laos y dejar esto que quiere pero no puede

Perdon por que se metan simbolos chinos donde debia haber acentos, peron es lo mejor que he podido hacer para enviar el texto.

Jueves, 24 de enero de 2008.Es curioso que por la falta de conocimiento de la lengua y la desorientaci髇 f韘ica de no saber muy bien d髇de est醩 y a d髇de te diriges, el viaje se est?llenando de paradas en las que no sabes donde estas, en ocasiones sabes c髆o suena el nombre del lugar y a veces puedes intuir tu situaci髇 en el mapa, pero hoy, ahora, ni s?el nombre de donde estoy ni d髇de cae en un mapa. Lo que s?es que esta en la ruta que hemos tomado de Yung Yan a la regi髇 de Xishuangbanna, al sur de Yunan, regi髇 de China que linda con Birmania y Laos, y es conocida como la Tailandia de China.
Venimos de una tierra de monta馻s y arrozales, y nos dirigimos a la selva, hemos tomado una ruta alternativa a los autobuses con camas de largo recorrido y en 3 escalas nos plantaremos en esta preciosa regi髇 donde quedan tigres y elefantes, y donde las rutas por las aldeas de algunas de las minor韆s 閠nicas de la zona hacen del viaje un festival, tanto gastron髆ico como simplemente cultural, pero no voy a anticiparme, ya se ver?que nos depara Xishuangbanna.Hoy, ahora, hace unos minutos, nuestro coraz髇 lat韆 como si fuera a salirse del pecho, las conjeturas sobre lo que estaba ocurriendo eran cada vez m醩 negativas y todo parec韆 tener sentido; pero no un sentido bueno ni un amago de soluci髇 al problema, parec韆 que lo que hab韆mos le韉o y lo que las advertencias de los libros de viaje contaban era cierto y nosotros 韇amos a ser las v韈timas de otro caso m醩 en las listas. Ya nos est醔amos imaginando a nuestras familias llorando la desgracia de sus hijos y eso es lo 鷏timo que deseo para ellos y obviamente lo 鷏timo que deseo para m?La carretera era mala, rural, pero no peor que por las que ya hemos viajado; esta ladeaba la monta馻 y nosotros nos entreten韆mos con las vistas, miles de terrazos excavados por el hombre (o la mujer en este caso), escalonando enormes monta馻s y convirti閚dolas en arrozales. De vez en cuando la carretera sufr韆 alg鷑 duro desprendimiento que casi hac韆 imposible el tr醤sito y en otros tramos simplemente desaparec韆 y en su lugar tierra embarraba por donde el autob鷖 sorprendentemente se adentraba. Call?la noche y la carretera empeor?y pas?a ser a ser un continuo camino de tierra, con curvas llenas de barro y baches y muy poco tr醘ico. De repente, al fondo del camino se pudo ver una peque馻 furgoneta que despu閟 de adelantarnos se cruz?en el camino cort醤donos el paso, al principio nos pareci?que el conductor estaba echando una meada y que, muy acorde con la educaci髇 china no se hab韆 dignado a parar a un ladito cediendo el paso a otros veh韈ulos como el nuestro.Nuestro problema principal aqu?es el idioma ya que no sabes en absoluto que est?ocurriendo, ni cuando es un insulto o un chiste. As?que a todo lo ocurrido hay que a馻dirle la confusi髇, y con ella las mil y una conjeturas sobre lo que estaba pasando.
El caso es que el conductor y la copiloto comenzaron a hablar con el tipo de la furgoneta parada, parec韆 una discusi髇 en toda regla, pero el 鷑ico motivo aparente era que no nos dejaba pasar. La cosa se fue calentando y los pocos pasajeros que viaj醔amos en el convoy nos amontonamos en la parte delantera curioseando. La situaci髇 parec韆 f醕il de controlar, se trataba de una furgoneta con dos individuos contra un autob鷖, en el que s髄o nosotros y los dos tripulantes les super醔amos en n鷐ero y fuerza.Nosotros crey閚donos que se trataba de una simple disputa con un par de macarras est醔amos dispuestos a actuar cuando la situaci髇 lo requiriera, pero poco a poco la cosa parec韆 no ser tan sencilla, los gritos iban a m醩 y tras m醩 gritos, el hombre y la mujer del autob鷖 se bajaron escondi閚dose un par de armas en la parte trasera del pantal髇, supongo que serian un par de porras extensibles o de las que propinan una fuere descarga el閏trica, lo digo porque las hemos visto en venta en numerosos locales.Hab韆n pasado ya unos veinte minutos de dura disputa y nadie parec韆 llegar a las manos, por los gestos, nuestro conductor y su compa馿ra nos se馻laban dando a entender que sus clientes no ten韆n por qu?pasar por esto, o eso parec韆.Tambi閚 nos percatamos de que algunos veh韈ulos que si cab韆n por el hueco que la furgoneta hab韆 dejado pasaban de largo pero un cami髇 de peque馻s dimensiones, permanec韆 en la retaguardia. Nos comenzamos a plantear que estar韆n compinchados y que alguien hab韆 dado el chivatazo de que 4 turistas viajaban de noche por una ruta poco concurrida, por caminos de tierra y en un autob鷖 con pocos pasajeros; en este caso 閞amos los blancos perfectos para ser robados sin problema.De repente, por fin, un coche de polic韆 lleg?al lugar de los hechos, demasiado deprisa, dir韆 yo, para el remoto lugar donde nos encontr醔amos. A su paso todo el mundo se call?y la discusi髇 parec韆 haber terminado, nosotros tomamos una bocanada de aire y nos relajamos, pero a los pocos segundos, el coche de polic韆 sigui?su camino, la furgoneta hizo un amago de seguir y cuando la seguridad de la polic韆 se perdi?en la oscuridad de la selva, los individuos de la furgoneta reanudaron la pelea.
El ser nosotros el blanco parec韆 una paranoia al ver a la tripulaci髇 se馻larnos en medio de la discusi髇. De haber sido as?la tripulaci髇 del bus lo habr韆n hecho saber a la polic韆. Con nuestras mil posibilidades negativas, y pasando de un enfrentamiento, ya que al fin y al cabo desconoc韆mos la naturaleza del problema, decidimos notificar nuestra posici髇 a alg鷑 familiar y comprometernos a llamar al llegar al hotel. As?lo hicimos y en el medio de este proceso el autob鷖 se empez?a mover y dos pasajeros, los 鷏timos que hab韆n subido en la anterior parada, y los 鷑icos que se hab韆n bajado en medio de la pelea y ni siquiera se les hab韆 visto pasaron a nuestro lado con un tremendo olor a marihuana.En este momento nuestras c醔alas dieron un vuelco, y recordamos lo que la gu韆 Lonely Planet advierte sobre los viajes en autob鷖 de una ruta muy similar a la nuestra, al menos con el mismo destino. Cuenta que se han notificado movimientos de drogas en estas l韓eas y que se ha de tomar extrema precauci髇 con personas demasiado amigables en el trayecto y vigilar el equipaje para que nadie introduzca ning鷑 paquete sospechoso.Entonces todo parec韆 encajar, se trataba de un trapicheo de droga, tan penado por la ley que al pasar la polic韆 es mejor no decir nada o que, incluso ellos pod韆n estar metidos. Pod韆mos ser los turistas tontos a los que detienen con un par de kilos de droga en la mochila mientras mucho m醩 se est?pasando en otro lugar. Ah?fue donde el p醤ico se apoder?de nosotros, 縬u?ocurrir韆 si entre la confusi髇 nos hubieran metido un paquete en las mochilas del maletero?, 縴 si el coche de polic韆 nos iba a parar a pocos metros para confiscar lo acordado con los traficantes?, de hecho alcanzamos en pocos minutos al coche de polic韆, el cual circulaba despacio, alimentando nuestra ansiedad.El conductor del bus par?para revisar los bajos con una linterna, cada vez estaba m醩 claro, y nosotros cada vez m醩 acojonados.Por fin llegamos a nuestro destino, la 鷏tima ciudad en la escala para llegar a Jinghong. Bajamos y chequeamos nuestro equipaje, todo estaba en orden. La estaci髇 era cutre y oscura y nuestro cuerpo no estaba para investigar el lugar buscando hotel, as?que nos hospedamos en el hotel de la estaci髇. La verdad es que parec韆 un manicomio. Se trataba de un edificio grande, de estilo comunista, c髆o no, y cada planta parec韆n barracones militares, o tal vez una prisi髇, y por los ruidos definitivamente un manicomio. Las luces parpadeaban en los suc韘imos pasillos, el lugar era grande y frio, pero por fin nos sentimos a salvo.
Jinhong, 26 de enero de 2008Tras salir del oscuro pueblo donde nos encontr醔amos, y pasar diez horas de viaje en un ruinoso autob鷖, por m醩 caminos y selva, con aver韆s y contratiempos pero muy buen rollito; por fin estamos en Jinhong, la capital de Xishuanbanna, una zona tropical rodeada de selva y cruzada por el rio Menkong. Parece el Marbella de China, una desarrollada urbe muy enfocada al turismo de aventura y con un gran estilo a ciudad de playa.Ahora estamos en uno de los m鷏tiples centros de operaciones de los viajeros, en el caf?Mei Mei, donde puedes desde organizarte un treking por la selva hasta comprar billetes de avi髇 o simplemente comer con un buena cerveza fr韆. Hemos descubierto que desde aqu?sale un barco que, descendiendo el rio Menkong, nos lleva hasta el norte de Tailandia. El rio hace de frontera entre Laos y Burma para finalmente llegar a Tailandia. Es un viaje de siete horas y nos morimos de ganas de hacerlo, el 鷑ico inconveniente es el destino. El norte de Tailandia est?sufriendo, al parecer, un problema con guerrillas isl醡icas y nos gustar韆 informarnos bien antes de nada. As?que ya sab閕s, si dispon閕s de alguna informaci髇 de 鷏tima hora no dud閕s en facilit醨nosla..."

De Chang Rai a Chang Mai, Tailandia, 30 de enero de 2008.

Que diferente es el mundo, que diferente una charla, una sonrisa, que diferente es la percepción de la realidad si te levantas cansado o tras un dulce despertar. Y qué fácil es juzgar desde donde estés lo que no conoces, etiquetar las marcas que tan siquiera hemos visto o evaluar conductas sin conocer el trasfondo.

Pero qué bonito es mirar por un calidoscopio que se adapta a tus ojos, y que lleva tu graduación y que incómodo ponerte las gafas del vecino, casi ciego, que para él son hermanas de sus ojos.
A lo que voy con estas reflexiones es que hoy me he levantado en Tailandia, y me siento más cerca de casa, el calor nos humedece la piel clara que traemos de Inglaterra con un sudor suave y la gente es amable y nos sonríe a cada pregunta, a cada cruce de miradas; también todo es más caro, claro que, las cosas tienen su precio.

Acabo de repasar mi último mail, un poco alarmista y crítico, pero como ya veis escribo con el corazón en la mano, y unas veces late con miedo, otras con asco, y otras suave y tranquilo; y además cuando miras con las gafas del vecino, sin limpiarlas y tardas en quitártelas es cuando el corazón se gira y te escupe. Y salen las historias un poco más duras que tras una ducha de agua fría, la que hoy llevo en el cuerpo.

Estoy en un autobús barato, de la clase más baja, sin aire acondicionado ni servicio de azafatas, ni tele, ni radio; pero la carretera es suave y el sol fuerte, los coches ya casi no pitan y las señales se respetan; la confianza la demuestro sacando mi ordenador para escribir esto, en China tendría que haber usado mil ojos para evitar que me derramaran un plato de arroz encima, o que mi pantalla fuera alcanzada por un proyectil de saliva, y posiblemente mocos también, de algún entrañable agricultor. Aquí estoy cómodo, y no me siento amenazado.

China ha sido toda una experiencia, y la volvería a repetir, le daría más y más vueltas, porque quién sabe si he sido como un chino en España viajando por Chiclana con un vestido de sevillana, que es más o menos lo que hice, y le falta la cosmopolita Barcelona o Las mariscadas de Galicia… Tal vez solo he tratado con pastores de La Mancha como los de Camarenilla u otros pueblos toledanos, y me he visto embarcado en un autobús comarcal de la provincia de Albacete.

Seguramente en la estación de autobuses de Cuenca no saben decir ni Yes o No a un chinito que pregunte si hay billetes a Madrid. Pero con el calentón todos sabemos que se nos cierran los puños y nos sudan las manos.

Ahora todo es bien gracioso, me estoy acordando de nuestra última cena en Jinghon, donde decidimos darnos un homenaje y fuimos a un restaurante precioso, donde parecía que sin pensar en el precio nos íbamos a deleitar con una maravillosa cena, y que a pesar de lo acontecido así fue, cenamos como dios. A la entrada nos dieron las cartas, como es habitual, estas traducidas para turistas, también habitual, que ocupaban dos caras de un folio, debía de ser el resumen de la carta completa, la cual ocupaba por lo menos una decena de páginas. Mi primera pregunta fue, en chino, que ya me lo tenía bien aprendido, que dónde estaba el baño, y su respuesta era que no tenían, primer punto gracioso, tan solo una pilita a la entrada, sin jabón ni toalla servía de seviccio básico de higiene a los clientes, y el local era grande, por lo menos diez o quince mesas grandes y elegantes de madera tallada de estas típicas de los documentales sobre las talas furtivas en la selva.

El caso es que nos sentamos a cenar. Y nos vinieron a tomar nota. La cosa era simple y además lo teníamos escrito en mandarín de otras ocasiones, pero la camarera se propuso complicarse la vida, hicimos un par de preguntas simples como si en vez de ser cerdo, podría ser pollo y ahí empezó lo gracioso; la pobre chica no sabía el significado de Yes o No, y por lo que pudimos apreciar confundía los conceptos también, el caso es que a todas las preguntas, sencillas, que le hacíamos le sucedía una respuesta ambigua; asentía con la cabeza y decía "no, no..". Entonces nosotros, confusos, tratábamos de ayudarla y volvíamos a preguntar: "¿Yes o No?" con su correspondiente movimiento de cabeza, y ella más nerviosa respondía "Yes, yes…" y negaba con la cabeza. Ahí fue cuando buscamos la cámara oculta, pero no, era real, la pobre nunca había visto barrio sésamo ni nada que se le pareciese; así que nos limitamos a señalar con el dedo lo que queríamos y no pedir ni pollo, ni nada, simplemente lo que la carta decía.

Noodles fritos con pollo para Mara, Dario y Xavi, y simples noodles fritos para mí sin carne ni nada. Eso fue literalmente lo pedido, señalado con el dedo a una carta traducida. Recordamos al lector que esto era en un buen restaurante, con una amplia plantilla de camareros, una cocina a la vista con chefs de uniforme y mascarillas, y en el mismo edificio que un hotel de super lujo.
Cuando trajeron nuestros platos, el mío correspondía pero los del resto eran sopas y debían de ser exactamente lo mismo que el mío pero con carne, así que vuelta al cachondeo. Mira que habíamos venido a este lugar para evitar malentendidos y disfrutar de un servicio fácil y cómodo, pero bueno, paso de sencillo y aburrido a interactivo. Al final nos vimos rodeados de por lo menos cinco camareros intentando entender qué queríamos, y la cosa, con mi plato era sencilla, ya que queríamos lo mismo pero con carne. Ahí pasamos a ser Epi, Blas y el monstruo de las galletas explicando la diferencia entre una sopa y unos noodles, después, claro, de definir los conceptos de afirmativo y negativo junto con sus respectivos movimientos de cabeza.

Al final comimos todos lo mismo, simples noodles ya que lo de la carne tenía que ir en otro capítulo.

Para despedirnos de China, nos dimos un masaje en un centro de masajistas ciegos, muy profesionales y algo duro también. Mi problema son las cosquillas, que cuando me encuentran una contractura si es en una zona sensible salto como un muelle y a no saber chino me costaba explicar que no me dolía sino que clavándome la puntita de los dedos, pues me daba cosquillas y tardé un rato en acostumbrarme, pero al final fue una pasada, tenían una increíble sensibilidad para encontrar los puntos y salimos como nuevos.

Chang Mai, Tailandia, 31 de enero de 2008.

Y como quien no quiere la cosa, ya estamos en Chang Mai, piedra angular de cualquier visita a Tailandia, como dice nuestra guía de viaje. Se trata de la segunda ciudad del país, con casi 300 templos en sus términos municipales. Aquí se mezclan los budistas ataviados con sus telas naranjas, punkis tailandeses, rechonchos maduros occidentales paseando de la mano con jovencitas locales, y mochileros de todo el mundo.

Nosotros llegamos ayer en un maravilloso viaje en autobús desde Chang Rai, como ya he contado antes; y a Chang Rai llegamos desde China, específicamente desde Jinghon, en una increíble travesía de ocho horas por el rio Mekong, que es como se llama y no Menkog que creo que escribí en el pasado mail.

Esta salida de China fue todo un salto en nuestro viaje, nos embarcamos en un barco rápido, que nosotros creíamos que iba a ser como un crucerito tranquilo por el rio y de eso nada; la embarcación era pequeña y alargada, y el interior parecía un avión, no tan tecnológico, claro, pero la distribución de los asientos era similar. Además era bastante pequeño, no creo que hubiera más de 40 personas.
Este barco zarpa los martes, jueves y sábados hacia Tailandia. Ruta que hace unos años se podía hacer en diferentes tipos de embarcaciones privadas, pero esta práctica ha sido restringida y ahora solo es el gobierno el que se encarga de la ruta, cobrando un desorbitado precio.
El puerto donde se ha de tomar el barco es moderno y con una especie de aduana al estilo de los aeropuertos, con su control de pasaportes, sala de cuarentena para infectados de malaria y esas cosas, una burbuja más de apariencia de desarrollo.

Una vez pasamos esta aduana y se sellaron nuestros pasaportes certificando nuestra salida de China nos metieron en un autobús ya que el nivel del rio estaba bajo y debían de llevarnos a otro lugar para tomar el barco, fue gracioso porque en teoría, según decían nuestros pasaportes ya estábamos fuera de China, pero no, íbamos en ese autobús circulando por las locas carreteras del país, hasta un puerto mucho más acorde con el resto.

Nos asustó el ver que el barco era como un autobús flotante cubierto y con forma de bala, y que no parecía que pudiéramos salir a la cubierta que era lo que a nosotros nos apetecía. Pero nos equivocábamos, era mucho más divertido, si querías salir a fumar o simplemente a tomar el aire te ponían un chaleco salvavidas y podías disfrutar de la parte trasera, con el rugiente sonido del motor y el viento aumentando la sensación de velocidad.

El rio Mekong es todo un señor rio y la selva que se extiende a ambos lados una señora selva, estábamos en medio de la naturaleza, no veíamos ni un poste de la luz, ni una carretera; éramos solo nosotros, en un rápido barco cruzando un territorio que a los ojos, parecía ser virgen, por fin me sentí en el viaje con el que soñaba. En cubierta, el sonido del motor no te dejaba escuchar la selva, pero tampoco te permitía hablar con nadie, así que todos nos limitábamos a observar los monos trepar rápidamente al paso de la máquina, y disfrutar de la brisa y el aire tremendamente oxigenado.

A nuestra derecha Birmania, o Burma, o Maymar; que ya no sé cómo llamarlo, y a nuestra izquierda Laos; y nosotros de China a Tailandia, me parecía increíble, estar camino del triangulo de oro. De vez en cuando se podían ver vastas extensiones de selva devastadas por el hombre para extraer madera, también algunas máquinas de naturaleza extraña que parecían barcos de extracción de algún tipo de mineral a través de un raro sistema de filtros. Así pasamos las horas, entre selva y sorteando enormes peñascos en nuestro transporte, y de repente, vimos el enorme buda dorado que marca el inicio de Tailandia y localiza geográficamente el Triángulo de Oro.

Desembarcamos en un pequeño puerto del norte de Tailandia, el olor a incienso era agradable y todo parecía estar más limpio que en China. El sellado de pasaportes fue bastante informal y a diferencia de lo que nosotros pensábamos, no nos cobraron nada por la visa, el trato fue cordial y la temperatura perfecta.

Alquilamos los servicios de un "pick-up", un todo terreno moderno y casi a estrenar con la parte de atrás descubierta a modo camioneta, y viajamos en su maletero hasta Chang Rai. Las carreteras eran buenas y la conducción también, parecía una zona costera española más que un país asiático, esto nos sorprendió gratamente, ya teníamos un poco de necesidad de algo de desarrollo.

Chang Rai nos recordaba a alguna ciudad costera de los estados del sur de EEUU, con casa bajas, ambiente cálido y festivo, y olor de buena comida. Allí hicimos noche para viajar al día siguiente a Chang Mai, donde ahora me encuentro.

Hoy hemos alquilado un par de motos de 125cc para visitar el templo de Doi Suthep, el cual no nos ha gustado, aunque ni siquiera hemos entrado, pero su ambiente excesivamente turístico nos ha quitado las ganas. En su lugar nos hemos hecho un treking por nuestra cuenta hasta un par de cascadas muy bonitas cerca del templo, a través de una larga caminata por la selva de un parque nacional. Hoy dormiremos como niños, y mañana tras devolver las motos nos vamos hacia Pai, donde esperamos que los templos no sean tan turísticos.

Pai, lunes 04 de febrero de 2008

En mi anterior mail dije que al día siguiente nos iríamos hacia Pai y que esa noche dormiríamos como niños, pero no fue así.

Justo al terminar la anterior carta, Darío llamó a nuestra puerta y nos incitó a que le acompañásemos a un maravilloso y gigantesco mercado nocturno que había encontrado paseando con la moto. Tras el día de treking y la cena no había mucha energía pero ya sabéis como és cuando uno viaja, no hay nada que te quieras perder y siempre vas a tener tiempo para dormir, así que nos animamos.

Fue una conducción de lo más curiosa, parecíamos una patrulla nocturna en busca de acción, parándonos en los semáforos, completamente perdidos pero sin falta de decisión, tomando calles en dirección contraria y girando nuestras motos al darnos cuenta de ello, nos pasó un par de veces ya que Chang Mai está llena de calles de una sola dirección y algunas de doble sentido donde se circula por la derecha y en otras por la izquierda. Además por la noche no había apenas vehículos y carecíamos de referencia alguna. Fue como entrar en un videojuego donde la ciudad es tuya y puedes conducir a tus anchas, además todas las calles se parecen y la zona donde estábamos era una cuadrícula perfecta.

Tanto jugar aquí y allá que cuando encontramos el mercado todo había cerrado. Se extendía en una calle donde, curiosamente había un Burguer King y un Mac Donalds juntos, cosa que a nuestro analista de cadenas de comida rápida, Darío, le pareció sorprendentemente interesante y entramos a comprobar los precios de uno y otro. El estudio se llevó a cabo en unos tres minutos en Burguer King, tomando nota de los precios desorbitados y en no más de diez minutos en Mac Donalds donde Dr Darío realizó una profesional cata de la hamburguesa más grande en el menú. Sorprendentemente en este país, Mac Donalds ha elaborado un doble "Big Mac", con cuatro piezas de carne, y tras el grito de "no me puedo ir de este país sin saber lo que se siente…" Darío dio fin en pocos instantes a este premio "gordo" de la comida rápida.

Tras la dura jornada de análisis culinario, debíamos bajar la cena con unas vueltas más por nuestro videojuego particular y nos adentramos en el centro, donde se extienden templos y edificios públicos y donde prácticamente nadie circula de noche, así que por un rato Chang Mai fue nuestro.

Para culminar el paseo nos fuimos a tomar una cervecita que nos daría el jaque para caer en cama, y en un bar donde casi estaban ya echando la persiana, nos pedimos una cerveza y echamos un billar, nada que resaltar aparte de que tuvimos que marcharnos con la partida sin terminar, porque lo nuestro fue un continuo campeonato de haber quién toca menos bolas o saca más de la mesa, en fin que en los agujeros ni una. Fue de guines.

Al llegar al hotel, igual que la noche anterior, oímos una fiesta de fondo, se podían percibir los bajos de la música, y en nosotros, con una cervecita en el cuerpo, nos despertó el instinto fiestero que ya había invernado suficiente. Mara y Darío decidieron quedarse y nosotros nos fuimos a la caza de esas ondas sonoras que tan familiares nos resultaban.

El club se llamaba Spicy y tenía muchas motos en la puerta, parecía que había ambiente; en la entrada había un letrero donde se veía escrito "NO LADY MAN", una cosa así como el de perros no, pero refiriéndose a los típicos transexuales tailandeses, tan famosos a nivel mundial. Solo faltaba que pusieran un cartelito de prohibido, con una silueta de una mujer de atractivas curvas pronunciadas y un evidente miembro masculino entre las piernas. Pero lo entiendo, ya que esa señal da seguridad a cualquier borracho pervertido que va a Tailandia de turista sexual, como así los llaman, y con la confusión no quiere encontrarse con una sorpresa entre manos, o en el mejor, o peor de los casos, que no cuente con tal sorpresa y haya topado con una "Lady Boy" íntegramente operada. Habrá a algunos que el saberlo, al día siguiente no les siente tan bien, que con las copas de la noche.

Pero nosotros entramos positivos, sin prejuicios, como el que va a una fiesta tan normal, a unas copas después de toda la semana en la oficina, o con un colega a contarse las penas… allí íbamos nosotros sin ninguna predisposición, y, todo hay que decirlo, el cartelito nos dio tranquilidad ya que después de lo escuchado acojona flirtear con tailandesas.

El local estaba lleno, al entrar nos miramos asintiendo, el ambiente era de película americana de humor fácil; los extranjeros borrachos ligoteaban con las tailandesas y las mochileras también borrachas con los tai… no faltaban personajes, el camarero era una loca rechoncha, con más pluma que un pavo real y graciosísimo; el dj un chico con peinado tipo manga y aspecto de "super star" de la MTV. Eso sí, detrás de la cabina del dj, rompiendo la línea estética del local, había un gran cuadro del rey con su hermana, ¿os imagináis una discoteca de Madrid, la que abre hasta más tarde, llena de prostitutas y turistas, con lo más underground de la noche, y detrás del dj un enorme retrato del rey Juan Carlos y la reina Sofía?, sería un puntazo ¿verdad?.

Andamos tranquilamente entre la multitud, mirando aquí y allá e intentando entender de qué se trataba. Nos dirigimos al fondo de la discoteca donde había algunos asientos libres alejados de la pista de baile; antes de saltar al ruedo había que averiguar dónde estábamos.
El camarero mariquita nos tomó nota y cuando le pagamos, agitó el billete y se marchó aleteando como una mariposa. Fuimos al servicio y un par de trabajadores del local daban masajes a los clientes, masajes duros tipo tailandés con buenos estiramientos, definitivamente estábamos en el país del vicio; si en un club cualquiera se ofrecían esos servicios que no pasaría en lugares que funcionan a golpe de talonario, donde algunos empresarios destinan sus vacaciones de placer.
Al salir del servicio cruzamos miradas con un par de tailandesas tremendamente receptivas, nos resultó sorprendente, veníamos de china y allí las mujeres no lo habían sido especialmente. Es verdad que los tailandeses son muy sociables, y muy amables y siempre hay sonrisas que responden a tus sonrisas; los chinos también, pero en Tailandia hemos recibido un poco más de cercanía en la comunicación, por el hecho de que hablan más inglés, supongo.

Yo creo que lo que nos ocurría es que no nos queríamos dar cuenta de que estábamos rodeados de prostitutas, era nuestra primera noche en Tailandia y contemplábamos la posibilidad de que fueran así de receptivas con los turistas, seguro que muchas veces de forma muy interesada, pero quién sabe si se podía conocer una agradable tailandesa que le gustaras tú, tanto como ella a ti.

Conclusión, que los hombres, hablando en primera persona, cuando nos vemos rodeados de mujeres sonrientes nos gusta, y quieres darle una oportunidad a la situación de creerte que es cierto. Pero no, normalmente en estos casos es una ilusión.

Mirabas a tu derecha y veías a un rastafari comiéndose la boca con una tailandesa tremenda, y a tu izquierda a una rubia nórdica que se metía mano con otro viajero; al fondo en las mesas del lado opuesto estaban los ancianos flotador de piel rosita rodeados de jovencitas sentadas en sus piernas, aquello estaba claro, pero ¿los chavales como nosotros?, ¿estaban pagando?...
Fuimos a pedirnos otra cerveza y una tailandesa nos empezó a mirar, era nuestra oportunidad de saber qué ocurría en aquél lugar, ¿eran las tailandesas tan "agradables" o estábamos rodeados de prostitutas?, allí había mucha gente, no podía ser tan generalizado.
Le preguntamos su nombre a esta chica que nos miraba, y nos respondió arañándonos en el pecho: "Tai-Girl" o "Tiger"… un híbrido. Yo casi me caigo al suelo de la risa, tiré la cerveza y un par de taburetes… estaba claro, era una viciosa lady boy o una formal trabajadora del sexo, y puestos, pues se lo preguntamos. Lo de lady man le molestó y nos llevó a la puerta a señalarnos el cartel… menuda vergüenza, parecíamos dos viciosos en busca de servicios. Y respecto a su profesión, sí, cobraba 1000 Bats.

A partir de ahí nos dimos cuenta de dónde estábamos y qué se cocía. Conocimos a algunos viajeros como nosotros, una chica australiana de lo más dulce y otros; un alemán, un francés y un inglés, que se reían al oir nuestra primera experiencia en el lugar. También fue curioso encontrarnos a un francés que solía frecuentar las fiestas Zapatilla, de un particular grupo que, cuando hacíamos cualquier fiesta en casa, o una simple reunión de amigos, aparecían como cazadores de la noche preguntando si podían entrar. Y hasta Tailandia llegó su búsqueda.
Ahí quedó lo que fue nuestra primera noche de fiesta en Tailandia, una experiencia más que nos hará alejarnos de las urbes y los centros de acción juristic, donde lo que se vé son espejismos y corrupción.

El día siguiente amaneció el cielo nublado y nuestra cabeza también. A punto estuvimos de no venir a Pai, creyendo que haría mal tiempo, pero gracias a dios que al final nos decidimos, porque esto es un pequeño paraíso, los boxes de cualquier viajero con ganas de descanso.

Pai, martes 5 de febrero de 2008.

Primera baja, Darío ha caído, como un viejecito vestido de verde anda hasta el baño arrastrando su sonda, con esa peculiar percha metálica de donde cuelga el suero. Y cómo no, el humor nunca lo pierde, pide que le den más pastillitas rosas, que le sientan muy bien, y que por favor, no falten las reservas de papel higiénico.

Su caquita la describe de color verde laguna, y según nos cuenta, a veces verde musgo-laguna.
Nosotros comemos patatas fritas y el nos mira desde su cama elevada, dice que quiere pizza, o hamburguesa… pero no puede, le ingresaron ayer con una infección estomacal producida por una bacteria mala malísima, y hoy ya está bastante mejor. Pai, viernes, 8 de febrero de 2008Darío ya está recuperado y en ruta, un bichito en el estómago es un clásico de cualquier viajero en asia; nuestro delicado sistema inmunológico no entiende de trópico paradisiacal, para él estamos en territorio hostil, y no aguanta ciertos baches.

La verdad es que no estoy escribiendo ni contando mucho de Pai, parece que no me aclaro muy bien, es como un oasis de viajeros, un continuo festival de comida y artesanía, y su eslogan es "DO NOTHING IN PAI", y eso estamos haciendo, nada.

Nos despertamos en nuestro bungalow de bambú, bajo nuestra mosquitera protectora, y ya hay alguien del equipo que ha despertado antes que los otros que pela una piña en el "jardin" y te ofrece. Delicioso desayuno a la sombra de un techado hecho de hojas de arbol bananero.

Nuestra casa está a las afueras de Pai, que en sí son cuatro calles, así que en cinco minutos andando estamos allí. Son pequeñas estructuras de bambú, algo elevadas del suelo para evitar la entrada de bichitos, que tienen dentro un colchón, una mosquitera, una luz y un enchufe. Esa es nuestra casa en estos días.

Lo mejor está fuera, una enorme esplanada de cesped rodeada de bananeros y un pequeño puente de bambú para llegar al recinto. Unas treinta cabañas se extienden alrrededor de la esplanada, donde de noche se hacen hogeras y por el día nos relajamos en las amacas de un techado que hay en el centro. La sombra es fresca.

En los alrededores hay cascadas, aguas termales y preciosos lugares donde ver la puesta de sol. Nuestro hotel nos ofrece usar sus instalaciones en el centro, donde ahora estoy. Aquí hay piscina, sauna, internet y muy buen ambientito.

Este fin de semana hay un festival de regge en Pai para recaudar fondos para combatir el "global warming", haber si se acaba con un par de festivales de estos... El caso es que vienen muchos musicos y la mayoría se alojan en nuestro recinto de cabañas, así que este fin de semana tenemos festival, after party y un ambientazo genial en este pueblo.

Después del fin de semana nos iremos hacia Laos, con muchas ganas, ya que esto se está convirtiendo en un sueño demasiado real, donde todo es fácil y no hay lugar para el riesgo ni el cansancio, solo para la tranquilidad y el placer, y por lo que he leido, el mundo no es así, por eso lo disfrutaremos al máximo como el real espejismo que és, pero vamos a volver a la realidad del viaje, y a conocer lo que ni conocemos ni nunca hemos soñado; nos marchamos a sorprendernos de nuevo, a enfadarnos a veces, a que nos pesen las mochilas y a conocer como viven los nativos, que para parques de atracciones y6a tendremos tiempo.

Con esto no quiero quitarle ni un poquito de mérito a este lugar, solo quiero condicionarme de una vez por todas y decidír marcharnos, esto engancha. Cada vez conoces a más gente y hay más excusas para quedarte unos días más. Todo el mundo tiene vehículo, llaves de su casa, dinero, y en cuatro calles encuentras todo lo necesario para disfrutar de la estancia, sin importar lo larga que sea.

Dentro de lo turístico que pueda llegar a ser este lugar, es sorprendéntemente tranquilo, sin turismo sexual, aparentemente, con un ambiente distendido, de artistas, mochileros y hippies que un día hicieron parada aquí y nunca se marcharon.

Así que ahora voy a escuchar las canciones de un israelí que suena de fondo y a darme un chapuzón en la piscina, después me tumbaré en una hamaca y haré lo que marca el eslogan de Pai "DO NOTHING IN PAI".

Para que os hagais una idea y veais lo facil que es llegar a un lugar como este y pasar, de una forma barata y muy muy facil, repito. Para los que no querais mover un dedo en vuestro mes de vacaciones, solo teneis que pasar estos precios a euros, que os los doy en Bats, la moneda tailandesa, y os dareis cuenta....

-Cabañita doble básica pero tan única que se convierte en lujosa 100 Bats la noche.
-Alquiler de moto 125cc, sin necesidad de carnét y si no quieres ni casco, ni seguro, de tí depende. 100 Bats por día.
-Para los deportistas bicicletas por 50 al día y ahorrais gasolina.
-Platos de cocina Tailandesa riqusimos y no necesariamente picantes desde 25 Bats, y una cena de marisco y carne en un bufet 100 Bats
-Masajes de una hora, unos 200 Bats.

Así que ya sabeis... a por todas, y escojer vuestro paraiso, que como este debe haber muchos.
Contad con que estamos en la FACIL Tailandia, y es lo más caro del sudeste asiático, así que los que podais con un poco más de aventura esperad un poquito que llegará la info desde Laos en adelante.

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