Es esta curiosa guest house de Siem Riep, nos informamos de cómo llegar a la frontera con Tailandia, y todo indicaba que era una de la peores carreteras del país y a su vez una de las más transitadas, esto se debía a la tremenda corrupción entre las Aerolíneas que cubren ese trayecto tan demandado, y el gobierno de Camboya para que este no mejore la ruta por tierra.
Mientras me informaba en la recepción sobre las diferentes posibilidades, dos chicas chinas, mucho más metódicas y organizadas que el joven español de apié que nosotros representamos, me ofrecieron compartir un taxi hasta la frontera, que entre cuatro personas costaba lo mismo que ir en autobús y mucho más rápido. Además estas chicas habían trabajado durante bastante tiempo de profesoras de chino en Tailandia y hablaban la lengua del país así que tras la frontera, la cosa iba a ser más fácil con ellas también. No solo eso, sino que también querían llegar a la isla de Ko Chang sin hacer noche en ningún sitio, como nosotros, pero ellas tenían mucho más planificado el trayecto. Nuestro plan era creer en la magia y que dos personas como ellas aparecieran y nos llevaran del punto A al punto B. Y así fue.
El trayecto hasta la frontera fue infernal, para nosotros divertido que nos gusta dejar la puerta del riesgo entre abierta, y para ellas ni fue ni dejo de ser ya que durmieron como si se hubieran atiborrado a tranquilizantes, hasta la frontera. De camino atropellamos a algún animal, no se cual, pero grande, derrapábamos en las curvas, avistamos un camión volcado y su correspondiente caos, y lo más raro, a mitad del camino paramos para que el taxista limpiara el coche; recuerdo que la carretera es de arena, que no puedes abrir la ventanilla porque no habría oxigeno suficiente para respirar, y obviamente, el coche no dura limpio ni 100m, incluso peor, ya que está mojado.
La frontera era una frontera más, un lugar de paso áspero, miradas oportunistas, turistas con chanclas y calcetines y a su vez, una cola infinita de hombres y mujeres tirando de carros, que los mantenían ordenados a bofetadas, bajo el sol criminal, nosotros no esperábamos ni un minuto, y ellos que harán esto cada día hacinados como animales en una cadena de producción muy poco humanitaria. Y como no, entre Camboya y Tailandia, en tierra de nadie, dos lujosos casinos. Ni idea de qué pintan ahí, pero entre Camboya y Vietnam parecían Las Vegas en construcción, gigantescos edificios con máxima seguridad, lujos e iluminación, en medio de la nada y en tierra de ningún país, curioso \"Dutty Free\" el de estos países.
Salida de Camboya / entrada en Tailandia: 17-03-08
Y de ahí, nos dejamos llevar hacia Koh Chang, \"nice and easy...\"